El método Tabata contra el estrés.
El método
Tabata debe su nombre al Dr. Izumi Tabata, quién en la última década de los
años noventa del siglo XX, ideó un sistema de entrenamiento a intervalos que aplicó
a atletas japoneses.
Este
método consiste en realizar intervalos de ejercicios de alta intensidad y de
corta duración, organizados en 8 series de 20 segundos de ejercicio (con un
alcance de frecuencia cardiaca máxima del 75%), y 10 segundos de descanso, para
un tiempo total de cuatro minutos. Descansando uno minuto entre series hasta
completar el ciclo.
La
combinación de ejercicios de alta intensidad que se pueden combinar son; sentadillas,
zancadas, saltos sobre un pie, flexiones de brazo, abdominales, encogimientos,
etc. Ejercicios donde las extremidades y el tronco, junto con la
respiración son los elementos centrales que intervienen.
Por
otra parte, tenemos el estrés que como se sabe, quién no ha sufrido sus
consecuencias en algún momento de su vida profesional, va unido a una
disminución de horas de descanso, contratiempos económicos, frustración por
alcanzar metas laborales, desempleo, presión por superiores en el trabajo, exceso
de carga laboral, demandas excesivas de clientes,… y un largo etcétera.
Las
consecuencias de esta patología son también diversas: agotamiento físico, mental,
emocional, baja autoestima, depresión, sentimientos negativos, etc. No debemos
olvidar que el estrés, más bien distrés (estrés negativo), ha sido catalogado por
la psicología moderna como la enfermedad del siglo XX. Su inclusión como enfermedad
profesional empieza a ser significativa en la legislación de algunos países, a
pesar de la dificultad que existe por determinar el nexo causal que lo define y aflora.
La
metodología Tabata aplicada a personas trabajadoras con los síntomas descritos,
se ha constatado en un reciente estudio publicado por la revista colombina Sapientía
(Prof. Suárez Ayala, E; Ramos Giraldo, J.A; García Garro, P.A) que disminuye los
indicios depresivos y aumenta el bienestar general del trabajador.
Es una
buena oportunidad para que las empresas valoren este tipo de estudios en vistas
a promocionar la actividad física en éstas, de manera que los resultados que se
puedan obtener a medio y largo plazo repercutan no sólo en el bienestar del empleado
sino en los beneficios económicos del empleador, por el ahorro social que le
supondría tener un ambiente laboral sano y comprometido con la organización que
confía en la capacidad funcional de su empleado.
Recordemos que un empleado contento es el mejor capital humano que tiene un empleador.
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